
He de volver al puerto donde cualquier barco o destino era bueno.
Volver a dar mis pasos, sonreír al vecino, soñar la vida día tras día sin aspirar a más.
Mirar despacio la caída del sol desde una banca de cualquier parque.
No ser tan responsable ni muchos menos perfecta.
Tener lo que llevo puesto y lo que he escrito.
No contraer créditos ni tarjetas inútiles ni firmar pagarés.
Despedirme siempre con los ojos llorosos.
Inventar nuevas palabras para poder entenderse.
Seguir a un perro que no sea el nuestro.
No tener guayabos morales ni preferir las joyas a las flores.
Confiar en la suerte.
No ser ni claro ni oscuro.
Dormir en un hotel aunque no tenga baño.
Y salir a pasear con mi propia sombra.
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