Estoy encerrado en un bosque de cristal. De afuera llegan voces de niños. Estoy repleto de melancolía. La vida es un laberinto para quien ama. Estoy recorriendo los pasadizos para llegar a ti. Sería más fácil si pudieras desprenderte de tus insípidas prevenciones y tu calculada moralidad, si atravesaras el corredor y tocarás a mi puerta. Mi diálogo es el cielo raso y no quiero mover un dedo ni establecer relaciones cordiales, no quiero esa tensión ulterior ni los mecanismos de seducción y paciencia que me exiges. La verdad no tengo idea de que quiero hacer contigo, no he diseñado un plan todavía. Bastaría que te tumbaras a mi lado en esta inmensa cama, que en silencio pudiéramos escuchar el acompasado latir de las fugas perfectas. No quiero una cita, solo sentir tus nudillos contra esa puerta.
EFRAIM MEDINA
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