jueves, 14 de enero de 2016

VOMITO DE ARCO IRIS, ó el Inexplicable origen de los Unicornios y el Amor para toda la Vida (Sortilegio)


Esta vez no escribiré sobre mi última ruptura amorosa, ni mucho menos ultimaré detalles de lo sucedido… creo que es más bien tiempo de escribir sobre esa suma enorme de las veces que he sentido roto eso que llamo corazón, incontables, y de como se ha convertido en cotidiano la prescindibilidad de mi misma para los hombres.

He de confesar estar harta de mi propio positivismo, creyendo inmaculadamente que con cada nueva oportunidad, renacerá tierna mente la esperanza de ser amada. Sin embargo, me encuentro dentro de un circulo vicioso que me lleva una y otra vez a la misma situación.

Con o sin argumentos, he sido frívola mente despedida en vagas relaciones, y un muy casto discurso de “eres una mujer tan talentosa, inteligente, bonita” endulza ese vomito de arco íris que un hombre (en defensa propia o cautelosa mente recitado) dispone con no sé que objetivo, ciertamente no distante a proteger su propia imagen de “humano sensible”, pero que para mí no son más que palabras de más en una dolorosa despedida.

¿O es que acaso con todo su discurso de mis “múltiples virtudes y talentos” voy a sentir menos dolor por aquellos desplantes? ¿O es que piensan que están cultivando en mi una singular autoestima? No caballeros, a mis 30 años, soy muy consciente de mis valores y riquezas… esas palabras están de más.

Un sofá, un par de bebidas y un preámbulo gigante fue la víspera de lo que me ha ocurrido infinidad de veces. Y allí, aunque estuviese la más reciente predisposición afectiva, pasaron en cuestión de segundos todos los rostros del dolor, de todos aquellos que sin más o con los mismos preámbulos, se decidieron a deshacerse de mi, sin más argumento que a dicha de sentirse bien consigo mismos.

Rozaron en mi las palabras de un entrañable amigo, que místicamente miró en mi destinos y proezas, y auguró el Karma del Amor. Deseé por un momento en medio de mis epifanías espirituales hallar un hechizo que cual tijera rompiera aquel círculo kármico que me envuelve en los mismos hombres. Les puedo asegurar que he probado en todos los hombres, tanto en los artistas como en los ingenieros, en los jóvenes y los mayores, en amores de colegio y de trabajo, en los pobres y los ricos, en los célibes y los recorridos, en los locos y en los funcionales.

"Mientras llega el indicado, disfrutemos el equivocado!!!" Neee, frase cliché para cada frustración... el ágora de mi existencialismo en este momento es saber el origen de los unicornios, o por qué visito el mismo círculo afectivo una y otra vez.

Entonces brota en mí una sonrisa recordando las lúcidas palabras de una amiga del alma, cuyas circunstancias afectivas son similares a las mías. Ella asegura que no comprende (al igual que yo) a que se debe tantas pruebas que nos pone la vida, tanta "comedera de mierda", por lo cual, existe la probabilidad de que, es sus palabras: "O nos va llegar el Mesías, o el man va a tener dos penes"... Fin del Comunicado

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