Mi amado es para mí un manojito de coral
que reposa sobre mis pechos.
Yo dormía, pero mi corazón velaba,
y la voz de mi Amado me llamó:
hermosos son tus amores, Esposa mía,
y dulces como vino de las algas.
Tus besos saben a sal.
Mi Amado se hizo una barca de madera del Líbano;
sus remos hizo de plata
y sus arpones de amor.
Mi Amado apacienta en las anémonas,
y su rebaño de delfines
se prende en los anzuelos de su voz.
Mi Amado, es mío y yo suya.
La voz de mi amado me llamó:
¡Levántate, hermosa mía, Amiga mía,
ya amaneció en el mar!...
¡Yo me senté a la sombra de mi Amado
y su bandera, sobre mí, fue amor!
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